Si bien hay muchas fisuras estructurales identificables en el ecologismo, la más importante es el conflicto teórico económico-ecológico. Pues, amenaza con dejar en jaque nuestras nociones de “progreso”.
La característica más curiosa e importante del progreso, es que carece de un fin teleológico. Esto es, un fin al cual llegar. Es un proceso inalterable de avance que amenaza con destruir la vida en el planeta, debido a la sobreexplotación de la naturaleza y la creación de fuerzas que fácilmente podrían acabar con la civilización.
Bajo esos parámetros, una regulación de la economía poco responde a una cuestión ideológica. Responde a una necesidad urgente, para salvar nuestra sociedad del colapso ecológico.
Según la enumeración de Smelser, ésta fisura caería dentro de la “tensión estructural”, ya que enfrenta 2 perspectivas distintas dentro del mismo sistema. Correspondiendo la postura “crítica” al ecologismo, que cuestiona el plano estructural general. En este caso teórico, de cómo funciona el esquema del progreso económico.