El cisne de cuello negro es una especie que habita en lagunas y lagos de agua dulce y en las costas del mar; frecuentan los depósitos de agua donde crecen algas y plancton. En Valdivia, es común ver a estas aves en los milenarios humedales de la zona como los Santuarios de Naturaleza Carlos Anwandter en Río Cruces y Chorocamayo. ¿Qué significa un santuario de la naturaleza?, pues básicamente los santuarios son todos aquellos sitios terrestres o marinos que ofrezcan posibilidades especiales para estudios e investigaciones, cuya conservación sea de interés para la ciencia o para el estado (fuente: https://www.monumentos.gob.cl/monumentos/definicion/santuarios-de-la-naturaleza#:~:text=Son%20Santuarios%20de%20la%20Naturaleza,ciencia%20o%20para%20el%20Estado).
Asimismo, el cisne de cuello negro se alimenta principalmente de algas, plantas acuáticas e insectos. Su forma de alimentarse consiste en introducir la cabeza y el cuello en el agua mientras que el cuerpo permanece en la superficie. El estimado lector de este fragmento periodístico se estará preguntando porque estoy dando tantos detalles de estas características de la especie, y la respuesta es muy simple: al seguir desarrollando y exponiendo esta información y la situación que han tenido que enfrentar estos animales, nos daremos cuenta como el ser humano y la falta de leyes de protección para esta especie, han sido los principales responsables del desaparecimiento paulatino de los cisnes de cuello negro. Además de como se ha ido atacando a estas características de estos animales, como si fuera un ataque personal. Y ojo, que esto puede significar en que la zona Valdiviana ya no cuente con esta especie en su largo catalogo natural.
Como puede imaginar, este apartado se centrará en los grandes hechos de contaminación medioambiental que han llevado a que la población de cisnes de cuello negro se vea disminuida notoriamente. Para que se haga una idea del constante vaivén de la población de esta ave, en abril de 2020, gracias de alguna manera a la pandemia y el efecto de que la intervención humana no esté tan presente debido a las medidas sanitarias, se presentó un regreso de 20 mil cisnes de cuello negro al humedal de Valdivia, peak que, según informó para Chilevisión Marion Maturana del Santuario de la Naturaleza de Río Cruces y Chorocamayo, es el más alto en la historia desde febrero de 1997.
O sea que tuvieron que pasar 23 años para que esta especie se sienta segura para volver a su hábitat natural. ¿Qué desastre(s) ecológico(s) fueron tan grandes que provocaron este fenómeno? La respuesta mental de cada valdiviano es obvia: todo parte con la implementación en Valdivia de la Celulosa Arauco S.A.
Tuvo que pasar casi una década para que se esclarecieran realmente las razones por la cual a mediados de 2004 miles de cisnes de cuello negro aparecieron muertos en los humedales de Valdivia. La descarga de material que hacia la planta de Celulosa Arauco provocó una serie de cambios ecológicos y biológicos tanto en el área como en la especie en sí. El luchecillo, que es la planta acuática de la que se alimentaban los cisnes, se volvió escasa. Un análisis posterior en los cisnes fallecidos reveló una gran baja en el peso de esta especie, en conjunto con altos índices de hierro en su organismo, y, además, estos índices también estaban presentes en los restos de luchecillos que sobrevivieron.
Según CONAF, el desastre ecológico fue tan severo que, de un número habitual de seis mil aves en mayo de aquel año, paso a una población de tan solo 500 ejemplares.
Lamentablemente, el calvario de los cisnes de cuello negro no terminó ahí. En 2018, de manera gradual se empezaron a presentar caso de una especie de “choque de hábitats” entre lobos marinos y cisnes de cuello negro, lo que provocó que estos últimos fueran atacados por lobos marinos jóvenes. Según explicó el médico veterinario local, Daniel Boroschek, entre las teorías que explicarían el comportamiento errático de los lobos marinos , se hizo presente una que guarda relación con las faenas iniciadas en marzo de aquel año en la costanera Arturo Prat de Valdivia por parte de la Dirección de Obras Portuarias del Ministerio de Obras Públicas (MOP) de la región. El médico veterinario señaló que el inicio de los trabajos en esa zona habría gatillado el movimiento de un grupo de lobos marinos en edad joven hacia el sector del santuario en el río Cruces donde hasta julio de 2018 se albergaban cerca de doce mil cisnes, motivados por la intervención a su hábitat y por el rechazo de los lobos marinos adultos que permanecieron en ese sector de la costanera. Bajo esta misma línea, el ecólogo marino y experto en ciencias de la Universidad Austral de Chile, Eduardo Jaramillo, resalta que esto no fue un problema ecológico, sino que más bien fue un problema social con intervención humana.