Isabel Laimböck y Mónica Vargas
Debido a la pandemia, desde diciembre del año 2019 se han estado acumulando incontables toneladas de basura a nivel mundial. El famoso COVID-19 ha generado una ola de residuos contaminantes de diversos tipos de material hospitalario, suceso que no cesa y ensucia el medioambiente mundial sin considerar aun las futuras consecuencias. Dentro de estos residuos, el elemento que ha sido más cuestionado por los entendidos en la problemática es la mascarilla.
OceansAsia es una ONG ambientalista de origen británico que investiga los delitos en contra la vida silvestre, exponiendo y llevando ante la justicia a quienes destruyen y contaminan los ecosistemas marinos. El director de la organización, Gary Stokes, ha documentado audiovisualmente el incremento de la contaminación producto del uso de las mascarillas desechables.
Como era de esperarse, la contaminación de los océanos comenzó a afectar diversos rubros económicos, como la pesca artesanal. Sus efectos nocivos radican en la reducción de las especies marinas y la presencia de microplásticos en peces que posteriormente serán consumidos por seres humanos. Con respecto a lo anterior, Gino Bavestrello presidente de la Federación de Pescadores Artesanales de Corral manifestó que:
Pero, ¿qué pasará a futuro con los océanos?
En promedio, cada ser humano desecha más de un kilo de mascarillas cada dos semanas.
Fuente: Forbes
Para contrarrestar los efectos de la contaminación vinculada al uso de artículos de protección personal, han surgido una serie de iniciativas que pretenden darle un segundo a las mascarillas. Una de ellas es el proyecto “Pila sobre pila”, dirigido por el estudiante de arte y diseño surcoreano Kim Ha-neul, quien recopila, sanitiza y derrite el plástico con la finalidad de crear muebles. Actualmente, el joven estudiante está instando al gobierno y a empresas privadas para reciclar los 1.000 millones de mascarillas que se desechan cada mes en Corea del Sur.
